Reflexiones mientras hago la maleta

Mis vacaciones se acaban. Es un hecho. 

Aunque tarde en publicarlo, ahora mismo, mientras escribo estas líneas, estoy haciendo las maletas para volverme de mis vacaciones y retomar la rutina. Y mientras hago la maleta me voy dando cuenta de algunas cosas que quiero compartir con vosotr@s.

No soy ni la mitad de minimalista de lo que me imagino.

Aunque me encanta decir que intento ser minimalista (y lo intento), que pienso mucho lo que compro, me gusta el diseño sencillo y limpio y todas esas cosas super chulas y modernas, la realidad es que he traído muuuuchas más cosas de las que necesitaba. Más de las que podía haber necesitado en dos o tres semanas de vacaciones. Voy a hacer una pequeña enumeración que lo demuestra y en la que quizás alguien se vea reflejado:

1. A unas vacaciones, por muy en pareja que sean y por muy mona que te quieras poner un día para ir de cita; no te lleves tacones. Ni siquiera unas cuñas que son relativamente cómodas. No te las vas a poner. Estando de vaciones se está relajado, y te ves mucho mejor. La piel se pone radiante con el sol, el agua, las horas justas de sueño… Con unas sandalias cómodas va a ser suficiente. Te ves guapa y no va a hacer falta más. Y eso me lleva a lo siguiente.

2. A unas vacaciones no hace falta llevarse maquillaje. Me refiero a maquillaje maquillaje. Del de tutorial de YouTube. Con un pintalabios, un corrector y máscara de pestañas es más que suficiente.

3. Aquí puede haber debate. Yo no soy de deshacer la maleta allí donde voy. Intento respetarla e ir cogiendo y dejando ropa conforme la uso, por lo que el tercer punto es: si llevas ropa que requiere estar colgada porque si no se arruga, amiga, es muy probable que no te la pongas. Porque no la tienes a la vista. No es como en tu casa que abres el armario para ver toda la ropa y eliges. De vacaciones se va más a tiro fijo. A lo que es cómodo y rápido.

4. En cuanto al ocio. Nunca acierto. O cojo de más o cojo de menos. Nunca acierto con la cantidad de cosas que me traigo. Este año ha sido de más. En casa pienso que los días van a durar 26 horas y que voy a hacer de todo pero lo cierto es que siempre surge algo que es más interesante que las cosas que traje de Zaragoza. 

5. Y entre mi bolsa de ocio está el último error. Llevarme de vacaciones un libro de trabajo. De vacaciones, antes de cenar o mientras tomo el sol en la playa, no voy a leerme un libro sobre tratamientos psicológicos. No es el momento. No va a llegar nunca.