¿Hay alguien que se declare fan del día de San Valentín? A mí me genera emociones encontrada de una forma demasiado tonta como para tomármelo en serio. Me gusta celebrar el amor y creo que está bien dedicar un día a la reflexión sobre las personas que nos quieren y a las que queremos (ya sea pareja o lo que sea). Pero todo el tema corazones, osos de peluche siniestros y demás como que me sobra. No sé, ¿vosotras qué soléis hacer por San Valentín?
El caso es que este año me apetecía hacer un postrecito especial para mi persona especial. Pero hace una semana exacta empecé el reto de 1 mes con comida real (os hablé de ello en este post) así que la idea del postrecito empezó a complicarse.
Si no le pongo harina de trigo, ni azúcar a mogollón, ni buttercream ni nada de eso… ¿cómo hago yo un postre realfood? Tampoco quería recurrir a viejas recetas (como esta o esta). Me estrujé muy mucho los sesos y al final recurrí a los que llevan haciendo el realfood más a rajatabla de la historia: los veganos. Y más concretamente los crudiveganos. Así que la receta que os traigo hoy es un pastel apto para vegetarianos, veganos, crudiveganos y ¡celiacos!
Ingredientes
Para la base necesité:
- 1/2 taza de almendras crudas (no pasa nada si son tostadas)
- 1/2 taza de coco rayado
- 5 dátiles
- 1/2 cda de aceite de coco
El aceite de coco se puede cambiar por mantequilla sin sal. Pero siendo fiel a las recetas veganas, la mantequilla es un producto animal. Con los dátiles sustituimos cualquier tipo de endulzan por una opción realfood.
Para la crema utilicé:
- 2 paquetes de anacardos (unos 400 gr en total) que previamente hay que dejar en remojo o bien de un día a otro o un par de horas en agua caliente.
- 1 taza de agua
- 1 plátano. No quería ponerle endulzante y así además la crema tiene sabor a plátano.
- 2 cda de aceite de coco. Esto hará que la crema se espese al meterla a la nevera.
- 1 cta de extracto de vainilla. Es opcional. Si no te gusta el sabor de la vainilla, no se lo pongas. Con el plátano ya tendrá sabor suficiente.
Paso a paso
El procedimiento es bastante sencillo. Solo necesitaréis un procesador de alimentos o batidora de jarra potente y un molde desmontable de unos 20 cm de diámetro. El tamaño del molde dependerá del grosor que queráis conseguir. Yo quería un pastel de San Valentín gordito y usé ese molde. Si lo queréis más bajo, duplica los ingrediente de la base, la crema será suficiente.
Primero hay que procesar todos los ingredientes de la base. Picalos juntos hasta que la almendra esté muy fina. Yo empecé con el procesador menospreciando la potencia de la batidora y al final lo acabé pasando todo a esta porque se picaba mejor.
Cuando esté todo bien picado, hay que extenderlo en el molde (pon papel de horno en la base para que no se pegue y después sea más fácil desmoldarlo) con cuidado de que quede todo bien compacto y liso.
Mientras preparas la crema, mete la base a la nevera para que coja consistencia.
Para la crema repetimos el proceso de la base. Pon todos los ingredientes en la batidora/procesador y tritúralos durante unos minutos hasta que esté absolutamente todo picado y triturado. Verás cómo los anacardos se trituran con facilidad y se va creando una pasta cremosa.
Por último, cubre la base con la crema y deja que repose en la nevera al menos 4 horas.
Como me parecía que había mucha crema, yo separé un poco e hice un par de tarrinas con la crema y les añadí pipas garrapiñadas y arándanos picados. Así os puedo enseñar varias ideas de presentación. ¿Cuál os gusta más? ¿Os animarías a preparar este pastel en casa?
